jueves, 24 de septiembre de 2009

LA IMAGEN DEL MAESTRO EN EL CORRER DE LA HISTORIA

Hace algunos días en una clase de sistemas educativos, discutimos por un momento junto con el docente sobre qué significa ser maestros hoy. Luego de escuchar decir a algunos de mis compañeros que actualmente ser maestro es muy difícil, ya que la sociedad lo ha venido haciendo responsable de la educación y la formación del individuo, comencé a pensar en la influencia que tiene la sociedad sobre la imagen del maestro. Por ende, en el presente escrito quiero enfocarme en hablar sobre las imágenes que se han tenido del maestro a través de la historia y de la imagen que hoy tiene nuestra sociedad sobre este.




Siglos atrás, se llegó a decir que un maestro era aquel que observaba y estudiaba a fondo las necesidades de aprendizaje y desarrollo natural del niño para que este último pudiese aprender por medio de la experiencia. Así, la labor del maestro fue reducida a la de auxiliar de la naturaleza, a la de un simple observador donde no tenía derecho alguno a intervenir, ya que debía “mantenerse siempre en pasividad”; en dicha época solo le era permitido al maestro realizar un plan dirigido hacia el desarrollo sano del niño; es decir que sólo debía acercar al niño a su entorno, pues para algunos psicólogos y pedagogos el niño aprendía rápidamente cuando este tenía contacto directo con el mundo, con la naturaleza. Esta postura se puede ver claramente en la concepción del padre de la psicología: Rousseau, quien consideraba que “el niño aprende lo menos posible mediante palabras y libros, lo más posible – también el mayor tiempo y la mayor cantidad posibles- por medio de la propia experiencia”.



Más adelante, el maestro dejó de ser un simple auxiliar de la naturaleza para pasar a ser un abogado de las exigencias supraindividuales donde se hallan las exigencias y necesidades sociales; es decir el maestro era el agente de la sociedad, ya que él debía impregnar sobre aquellos que todavía no estaban maduros para la vida “los valores, normas, modelos de comportamiento y habilidades, orientaciones y motivaciones, cualidades y competencias, que hacen parte del individuo capaz de intervenir socialmente y a la sociedad capaz de funcionar como tal”.



Sin embargo, esta concepción de maestro sólo logró convertir a la educación en mero instrumento de socialización, lo cual generó que la personalidad del maestro fuera eliminada en su totalidad. De esta manera, se hiso necesario el cambio de imagen que poseía en esos momentos el maestro por una persona con máxima profesionalización, que fuese capaz de dominar las medidas psicotécnicas y las cualidades sociotécnicas para darle una imagen “realista”. No obstante esta pedagogía del maestro que se reduce al perfil científico-social ha conducido a simplificar la perspectiva de la pedagogía, ya que si nos detenemos a analizar estas cualidades del “maestro”, podemos notar que un maestro no sólo es aquel que posee conocimiento, sino también es un ser humano con su manera propia de ver el mundo. Por lo tanto es importante decir aquí que la imagen del maestro no debe ser comprimida a la del sólo portador del saber, pues enseñar no es una tarea profesional que exige únicamente preparación científica, por el contrario para ser maestros necesitamos ser amorosos, creativos, estar preparados tanto físico como emocional y afectivamente, en fin un maestro es un ser humano que ama su labor, así no sea bien remunerado.

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